El gran viaje

Denise ya estaba aquí!!!! Que alegría volver a verla, ya que es de esas personas que conoces que dejan huella, por su forma de ser y por algo que nos une, la pasión por viajar. Salimos desde Ollantaytambo para dirigirnos al gran esperado Machupicchu. Podríamos decir que vimos peligrar nuestra vida por segunda vez. Lo llamamos el viaje de la muerte, y así os lo contamos. Nos montamos en una furgoneta para llegar a hidroeléctrica, (40 soles). El conductor un auténtico loco de M*****, nos llevó por el puerto de montaña como si de un rally se tratase, haciendo cambios bruscos, lo que empezó a desesperar a todos los pasajeros. Como voz  cantante del grupo, ya que nadie hablaba español le rogue que bajase la velocidad ya que algunos pasajeros empezaron a vomitar, la gota que colmó el vaso. Su respuesta fue: Señora, estoy conduciendo muy bien, si aminoro llegamos tarde. Lo dejé pasar hasta que a punto de atropellar a un ciclista que iba por la carretera, estalle. Le jure por su ma

Tras dos meses de viaje ya tocaba hacer una parada y tener otro tipo de experiencia, así que contactamos con el alojamiento mediante la página work away y allí nos presentamos (tras aquel anecdótico viaje). Como algunos ya sabéis, este tipo de trabajo, intercambia alojamiento y comidas a cambio de trabajo. Un trabajo en nuestro caso muy relajado, dando clases de inglés a niños, limpieza de habitaciones, recepción y tareas varias en el hostal. La familia que lo regenta nos hizo desde el primer momento sentirnos como uno más, compartiendo con ellos cada comida, excursión o cuestiones diarias del dia a día. Gracias a Hoovert pudimos visitar comunidades altoandinas o sitios arqueológicos incas como pumamarca, alejados del pueblo de Ollantaytambo. ¿Cómo es Ollantaytambo? Pues es un pequeño pueblo camino a Machupicchu, por lo que siempre se mantiene vivo de turistas, pero guardando la esencia del lugar, sus pequeños comercios y artesanos por las calles vendiendo día a día lo qu

Cusco era nuestro siguiente destino, pero esta vez se trataba de algo especial. Con la empresa tradezzia, por 50 soles cada uno, volvimos a viajar de noche en un autobús cama. Llegamos a las 4 de la mañana a la cuidad y tuvimos la suerte de encontrar un hostal donde nos permitieron entrar tan pronto. Descansamos un poco y nos fuimos al centro a recorrerla un poco. Y decimos un poco porque sólo estábamos de paso. A la mañana siguiente nos dirigiamos a Ollantaytambo a realizar un voluntariado a un hotel durante aproximadamente un mes. La aventura comenzó con una gran e inolvidable anécdota. Desde la calle Pavitos, en Cusco, se toman los autobuses hasta ollantaytambo, lugar de paso para todo el que quiere visitar Machupicchu. Pues bien, os contamos como fue: Ese mismo dia había una huelga en toda la provincia que impedía  circular  a cualquier tipo de transporte porque estaban cortando el paso en toda la región. Un autobús nos dijo que él si nos llevaría, pero por otra ruta!

Ya en tierra Peruana,  tuvimos que bajarnos en la frontera para sellar la salida y entrada al País. Cuando llegamos a Puno, nuestro siguiente destino, nos dirigimos en taxi hacia el hostal que habíamos contratado, ya que llegabamos por la noche. El hostal se llamaba Paititi. Está muy bien. La familia que lo lleva es encantadora. Además se sitúa junto a la plaza de Armas, en el centro de la cuidad. Puno no tiene mucho para ver, pero tuvimos la grandiiisima suerte de encontrarnos a la mañana siguiente con la fiesta de la Candelaria. Una fiesta compuesta ni más ni menos por 93 comparsas de lugareños bailando sus propias danzas, vestidos en sus coloridos trajes típicos desde la mañana hasta la noche. Algo único y especial. Ya para el día siguiente teníamos contratada una excursión desde el hotel hacia la Isla de los Uros y Taquile. 45 soles por persona. Nos pareció buen precio en comparación a otras agencias ISLA DE UROS- Son un conjunto de islas flotantes construidas s

Dejamos atrás La Paz para dirigirnos hacia Copacabana, en el gran lago Titicaca (el más alto del mundo) en la parte boliviana. Nos dirigimos hasta la terminal de colectivos que se dirigen hacia el lago, en el cementerio de la cuidad de la Paz. Negociamos el precio de la van directamente allí, con el chófer (25 bolivianos/pax). El trayecto dura  unas 4 horas y en medio de este recorrido tuvimos que bajarnos para cruzar el lago en lancha, donde tuvimos que pagar 2 Bolivianos. Llegabamos sin reserva así que lo primero fue encontrar alojamiento. Nos hospedamos en el hostal Emperador. Sencillo pero cómodo, limpio, y barato. Pasamos el día en copacabana, recorriendo un poco el pueblo,  descansando y disfrutando de una terraza con vistas al lago en un día por fin caluroso.  Ese mismo dia, ya contratamos la excursion hacia la Isla del Sol (90 bolivianos/pax). A la mañana siguiente ya en el puerto, nos montamos en la lancha que nos llevaría hasta allá,  4 interminables

Llegamos a la ciudad de madrugada. Verano? Calor? Sudamérica? Si, en efecto pero 5 graditos nos esperaban en esta gran urbe. Lo primero de todo como siempre,  fue llegar al hotel para dejar nuestras mochilas y empezar a recorrer. Bien pronto por la mañana nos dirigimos hasta la terminal del teleférico rojo, que nos llevaría hasta la parte alta donde nos esperaba un macro infinito mercado de comida, ropa y artesanías. El transporte por la ciudad es barato. El billete cuesta 1,5 o 2 soles. Dependiendo si te montas en uno y en otro. Aún no sabemos bien la diferencia. Una vez visto todo aquello volvimos a bajar en el teleférico, ofreciéndonos unas vistas increíbles. El pasaje cuesta 3 bolivianos cada trayecto, menos de un euro, pero el recorrido merece la pena. Nada mas bajar, encontramos un lugar para comer ya que el hambre apretaba. Nos decantamos por el típico pollo broasted con patatas fritas,  y cómo no, arroz. Con la tripa llena empezamos a caminar hasta el centro,

Ya estabamos en la capital de Bolivia.  Sucre es preciosa, la llaman la ciudad blanca y claramente se ve en todos sus edificios la influencia colonial. Nos quedamos tres días en esta gran ciudad por varios motivos. Descansar, que ya nos hacía falta y aprovechamos para llevar la ropa a la lavandería . Llevamos tan poca ropa de invierno que enseguida se nos acabó la ropa para el frío. Comimos en la parte de arriba del mercado central de la ciudad,  como auténticos lugareños, comida típica y cómo no, sana. Es el mercado principal de la ciudad, donde venden  todo tipo de comida, verduras, fruta, carne, dulces. Por menos de 3 euros cada uno comimos gran cantidad, bebida y postre incluido. Nos apasionó caminar por sus calles y probar la numerosa cantidad de dulces o productos típicos que venden, los churros,  la gelatina en vaso con crema pastelera... En cuanto a la visita de la ciudad turisticamente hablando, se pueden visitar la plaza 25 de Mayo, el parque Simon Bolivar, y