BOLIVIA- LA PAZ

Llegamos a la ciudad de madrugada. Verano? Calor? Sudamérica? Si, en efecto pero 5 graditos nos esperaban en esta gran urbe.

Lo primero de todo como siempre,  fue llegar al hotel para dejar nuestras mochilas y empezar a recorrer.
Bien pronto por la mañana nos dirigimos hasta la terminal del teleférico rojo, que nos llevaría hasta la parte alta donde nos esperaba un macro infinito mercado de comida, ropa y artesanías.

El transporte por la ciudad es barato. El billete cuesta 1,5 o 2 soles. Dependiendo si te montas en uno y en otro. Aún no sabemos bien la diferencia.

Una vez visto todo aquello volvimos a bajar en el teleférico, ofreciéndonos unas vistas increíbles. El pasaje cuesta 3 bolivianos cada trayecto, menos de un euro, pero el recorrido merece la pena.


Nada mas bajar, encontramos un lugar para comer ya que el hambre apretaba. Nos decantamos por el típico pollo broasted con patatas fritas,  y cómo no, arroz.

Con la tripa llena empezamos a caminar hasta el centro, donde quedan los principales atractivos turísticos de la ciudad. La catedral, el Ayuntamiento y otros edificios importantes.

Lo más sorprendente, fue la plaza, renombrada por mi, la plaza de las palomas. Lo siento, pero qué grima. No había un sólo hueco sin esta especie de rata voladora. Igualmente algo impactante y sorprendente.

Una vez recorrido el centro, nos dirigimos hasta el barrio de las Brujas, donde puedes encontrar cualquier artesanía Boliviana. Esta plagado de tienditas pequeñas de recuerdos, ponchos, gorros y otras prendas de alpaca.

Por último, decidimos ir a la feria de las Alasitas. No está todo el año, pero nosotros tuvimos la suerte de tenerla. Os contamos, que creyentes o no creyentes es interesante. En este mercado, puedes encontrar todo tipo de objetos, los cuales están bendecidos y traen la suerte a tu casa. Que quieres dinero? Quieres un coche? Un hogar? Una familia? Un título académico ? Todo lo impensable lo puedes encontrar en pequeñas figuras.

Nos tentó la curiosidad y compramos un pequeño amuleto que nos traería dinero. Que materialistas!

Agotados por el largo día nos fuimos a descansar al hotel. No éramos más ricos, pero éramos felices...